
La respuesta más común a las revelaciones de abusos sexuales a menores es apartarse de los sistemas creados para mantener a los niños a salvo. Preguntémonos por qué.
Las instituciones gubernamentales creadas para garantizar la seguridad de los niños a veces pueden hacerlo, pero a un coste significativo para el tejido del sistema familiar. La expulsión forzosa de un miembro de la familia puede ser un acontecimiento perjudicial y traumático para el niño perjudicado. Aunque la seguridad de un niño no merece nada menos que la rapidez y la garantía que el sistema de justicia penal está preparado para proporcionar, también es revelador que menos del 12% de los casos revelados se remitan a las fuerzas del orden. Las víctimas y sus familias necesitan una respuesta más holística y otro tipo de apoyo.
