Nuestra teoría del cambio

Creemos que todos los miembros de la familia pueden curarse de cualquier cosa, incluido el abuso sexual infantil.  
Partimos de una perspectiva sistémica.
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El daño puede reverberar en el sistema familiar durante décadas después de que el abuso haya terminado, a menudo debido a la forma en que los miembros de la familia reaccionan ante los acontecimientos que causaron el daño.
Luna creciente azul acuarela
Los familiares que quieren afrontar el daño a menudo se quedan sin una hoja de ruta. Hay muy poca información que oriente a los familiares sobre la mejor manera de apoyar la curación y la reparación tras el devastador impacto del abuso sexual infantil. Sin la comprensión adecuada de cómo superar el dolor, el agotamiento emocional puede llegar a ser demasiado.
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Navegar por las complejidades del abuso sexual infantil en un sistema familiar, una comunidad o una sociedad requiere una comprensión informada, un apoyo constante y la resistencia del paciente a largo plazo. Sin esa perspectiva, la familia puede fracturarse. Los mecanismos de afrontamiento poco saludables, tanto hacia dentro como hacia fuera, pueden dañar aún más las vidas individuales y su relación con los seres queridos.
muestras de acuarela mezcladas
Las familias pueden llegar a un punto de estancamiento en su curación. Poco a poco renuncian a la posibilidad de curarse del daño. El peso del trabajo de curación se transfiere a menudo a la persona que sufrió el daño, mientras que el resto vuelve a sus vidas y trata de seguir adelante. El impacto no sanado del abuso sexual en un sistema familiar puede continuar durante años, e incluso en la siguiente generación, en una miríada de formas disfuncionales.
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Cada miembro de la familia tiene un papel importante que desempeñar, si está dispuesto, en el proceso de recuperación. Es posible. Sólo hay que saber cómo y tener el valor de hacerlo.

Nuestra Teoría del Cambio implica un recorrido en tres partes para cualquier miembro de una familia afectado por el abuso sexual de un joven en su vida.

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Hacer nuestro trabajo individual de curación

En primer lugar, si estamos dispuestos a desempeñar un papel en la curación, primero debemos hacer nuestro propio trabajo para comprender el impacto que el acontecimiento vergonzoso ha tenido en nosotros personalmente. No es raro que el perjudicado se sienta obligado a hacer el trabajo de curación debido a las intensas reacciones traumáticas que experimentamos, mientras que el resto de la familia minimiza, niega o espera a que "lo superemos".

En esta etapa, empezamos a eliminar la primera barrera para la curación: nuestra incapacidad para abordar el problema porque es demasiado doloroso. Comprensiblemente abrumados e inseguros de cómo encontrar la salida, podemos responder a los acontecimientos vergonzosos con perspectivas distorsionadas, dañándonos a nosotros mismos y a los demás en el proceso.

No debemos apoyarnos en la víctima en estos momentos, sino encontrar nuestro camino hacia un grupo de afinidad con otros que tengan experiencias similares. Padres no agresores con otros padres no agresores. Los que han hecho daño y están dispuestos a asumir responsabilidades con otros que conocen ese camino. Las parejas, los hermanos y los hijo/hija/hijes adultos tienen la oportunidad de ver cómo han sido impactados. Es en estos espacios donde podemos comprendernos mejor a nosotros mismos, ver lo que necesitamos e iniciar el camino hacia la curación. 
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Entra en la curación colectiva

Sabemos que el aislamiento es una fuerza potente en el abuso sexual infantil. Aunque a veces puede ser protector, también puede impedirnos sanar plenamente. Nuestra curación comienza cuando alguien que ha sufrido daños sexuales revela por primera vez lo que ha vivido, y somos testigos de otra persona dispuesta a compartir la experiencia sin juzgarla y con profunda compasión.

Comenzamos en espacios de afinidad con otras personas que tienen una experiencia similar a la nuestra, pero con el tiempo pasamos a una fase en la que podemos abrirnos al impacto negativo que el abuso sexual infantil ha tenido en otras personas de un sistema familiar. A veces esto puede ocurrir en una sola familia, pero a menudo sucede con las personas de otras familias que se han presentado al trabajo.

Hacer que una persona que causó daño se comprometa en su proceso de rendición de cuentas en presencia de alguien que fue dañado puede ser una experiencia profundamente sanadora. Un padre no agresor que está haciendo el duro trabajo de aprender y sanar, sentado con alguien cuyo padre no agresor no está dispuesto a hacer el trabajo, puede ser una experiencia reconfortante que conduzca a una profunda sanación.

No podemos curarnos solos, y no perdemos mucho tiempo preocupándonos por los que no quieren hacer el trabajo, cuando tenemos una comunidad llena de los que sí lo harán.

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Prepárese para la prevención

Una de cada tres niñas y uno de cada seis niños sufrirán abusos sexuales antes de cumplir los 18 años. El abuso sexual infantil es una epidemia y debe abordarse como un problema de salud pública. Teniendo en cuenta todas las repercusiones negativas que este tipo de daño puede tener en una persona y su familia, resulta chocante la escasa atención que se le presta, más allá de la conmoción inicial que se percibe en los medios de comunicación.

Hay tres habilidades que todos los adultos deben desarrollar para evitar que el daño sexual se arraigue en sus propias comunidades. En primer lugar, debemos aprender a no apartar la mirada. Debemos comprender nuestras intensas reacciones emocionales ante este tipo de daño, para poder responder adecuadamente. En segundo lugar, debemos ser capaces de intervenir con compasión cuando veamos que se traspasan los límites. Nuestra voluntad de establecer límites sanos sin avergonzar a nadie contribuirá en gran medida a la prevención. Por último, cuando alguien revela un cruce de límites incómodo o un acto de daño sexual, debemos saber cómo apoyar a esa persona de forma que se mantenga a salvo sin volver a traumatizarla.

En Hidden Water estamos trabajando actualmente en un programa de estudios que se impartirá en un entorno comunitario para ayudar a las personas interesadas en aprender a prevenir el abuso sexual infantil y gestionar las revelaciones de daños. Proteger a los niños es responsabilidad de todos los adultos. Aprendamos a hacerlo.